domingo, 16 de febrero de 2020

TERCER PILAR LA COMUNION

TERCER PILAR: LA COMUNIÓN. 



Entendiendo la comunión. 

La palabra «comunión» es definida por el diccionario Tuggy de la siguiente manera: Comunión, relación estrecha, confraternidad, compartimiento, participación, unión, ayuda, contribución. Esta palabra parece por primera vez en la RV 60 en Salmos 25:14 “La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, Y a ellos hará conocer su pacto.”. Aquí podemos ver su significado de relación estrecha y profunda, no es simplemente conocer a alguien, sino un lazo de amistad, socios tal vez cómplice en el buen sentido de la palabra. En 2 Corintios 6:14-18, Pablo usa cinco sinónimos de comunión que ayudan a nuestro entendimiento del término: unidos, asociación, comunión, armonía, común. 

Una de las características esenciales del cristianismo es la comunión con los hermanos (Hch2:42) o como lo traduce la RVC “mutuo compañerismo”. Esa comunión se ve en una relación constante de los cristianos y no se limita a asistir una hora a la semana a las reuniones, sino a compartir y conocernos y apoyarnos. 

Una frase muy común en el nuevo testamento es la expresión unos a otros, esto implica comunión, interacción en el cuerpo. ¿Podría usted recordar algunas de las veces que aparece esta esta expresión? Alguna de ellas es: 

1. Amaos unos a otros(Jn13:34-35) 

2. Recibíos unos a otros(Ro15:7) 

3. Saludaos unos a otros con beso santo(Ro.16:16) 

4. Animaos unos a otros(1Tes5:11) 

5. Considerémonos unos a otros (He.10:24) etc. 


Expresiones de nuestra comunión. 

Como vemos, la comunión no se queda en un mero sentimiento abstracto sino en una expresión constante. En el nuevo testamento vemos varias formas de expresar ese compañerismo, pero hay tres formas que transcienden a las demás estas son: La cena del Señor, La ayuda de la ofrenda y Visitación en los hogares. 

La cena del Señor es un acto solemne que trasciende esta realidad. Es una celebración donde se unen la realidad espiritual y física. Por un lado demostramos la relación maravillosa con Cristo y la redención que él logró en el calvario. Por otro lado demostramos que esa relación nos une como comunidad. Pablo dice en 1Co 10:16-17 “(16) La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? (17) Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan.” 

La colecta para los santos es también un acto de comunión. La colecta que hacemos cada domingo es un acto desinteresado, desprendido de todo egoísmo, no damos para ser prosperado, sino de lo que El Señor ya nos prosperó ¿Por qué hacemos este acto cada domingo? Porque es para ayudar a nuestros hermanos que padecen necesidad. “Porque si primero hay la voluntad dispuesta, será acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene. Porque no digo esto para que haya para otros holgura, y para vosotros estrechez, sino para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad” (2Co 8:12-14 RV1960) Lo común sería que si nos queda algo de dinero, lo guardemos para nosotros o para gastarlo después en diversión. Pero en vez de eso los cristianos usamos nuestros dinero para ayudar a nuestros hermanos ¿no es eso un acto desprendido de amor? 

Una práctica de los cristianos primitivo era el de visitarse en los hogares. “Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón” (Hch 2:46 RV1960) la relación de los cristianos se extiende más allá de las reuniones públicas que tienen en los lugares de asamblea. Ellos convivían con sus hermanos en lo más íntimo que tiene una persona: su hogar. Los cristianos se visitan regularmente, charlan, se consuela a los débiles, se anima a los enfermos y comen juntos. Una práctica en el siglo I-II fue la de los llamados ágapes, donde cristianos compartían alimentos después de la reunión dominical, los hermanos que tenían los medios económicos sufragaban estas comidas, no eran banquetes donde se caía en la glotonería, eran banquetes de amor. Lamentablemente esta práctica va decayendo en las comunidades cristianas; son pocos los hermanos que se ven entre semana, son pocas las veces que los hermanos comparten alimentos, casi nadie está acordándose de visitar a los enfermos y débiles en la fe. Nuestra comunión no debe limitarse al lugar de reunión. 

Manteniendo la comunión 

Debemos cultivar la buena relación entre hermanos, aunque no siempre será fácil. La biblia nos muestra una ilustración del reino del Mesías donde estaría un niño pastoreando a cabras junto con lobos, a ovejas junto con leones y hasta serpientes se menciona en la visión. Pero esto no es una ilustración literal de un paraíso en la tierra donde habrá animales. Esto se refiere que personas de diferentes caracteres vivirían en paz bajo el reinado de cristo. Así que, en la iglesia no todos somos del mismo carácter, aunque vamos por el camino de ser como cristo, necesitamos aprender a llevarnos bien y mantener la comunión. Algunos principios que mantienen nuestra comunión se citan a continuación: 

“Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres” (Ro.12:18) 

“Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.”(Efe 4:31-32) 

“También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos.” (1Ts 5:14) 

¿Con quién tener comunión? 

El compañerismo cristiano es tan precioso que es exclusivo. No podemos abaratar la comunión con cualquier persona que no la valora, por eso es importante tener en claro a quienes debemos extender nuestra comunión. 

Debemos tener comunión con los hermanos que tenemos una común salvación (Judas3) algo que nos une en un lazo especial es la salvación. Ciertamente, un lazo de sangre es inquebrantable (implicado al lazo familiar) pero en nuestra relación con la iglesia nos une un lazo de sangre, es decir la sangre de cristo con la que todos fuimos comprados y limpiados. ¿Acaso no deberíamos rendir honor a esta sangre manteniendo una hermosa comunión con quienes compartimos la salvación? 

Necesitamos asociarnos con los que creemos lo mismo (1Jn1:3) en una clase anterior hablamos de la convicción y dijimos que a veces no creeremos lo mismo acerca de cada cosa. Pero ahora decimos que debemos tener comunión con los que creen lo mismo. ¿No es eso contradictorio? Déjeme explicarles: Hay Asunto de fe vs opinión. (Ro14:1). Asunto de fe es lo que está revelado en las escrituras e involucran nuestra vida cristiana como nuestra asociación como iglesia. Los asuntos de opinión tiene que ver con escrúpulos personales, temas en los que el Espíritu Santo no ha dicho nada o no es claro. En asunto de fe debe haber unidad, pero en asunto de opinión debe haber tolerancia. Debemos estar de acuerdo en asuntos elementales de nuestra acción conjunta. Ejemplo los actos de adoración, el manejo de la ofrenda, los pasos de salvación, etc. 

¿Con quienes no podemos tener comunión? No podemos tener comunión (relación de intimo compañerismo) con Los incrédulos (2Co.6:14) un incrédulo no es necesariamente un mundano. Simplemente uno que no cree la misma una fe una común salvación que nosotros. Esto incluye a los que se asocian con las denominaciones o el sectarismo peligroso. Recordemos que “el mundo entero está bajo el poder del maligno (1Jn.5:19) no nos extrañemos que Satanes use a sus esclavos para engañarnos y hacer tambalear nuestra fe. Pablo advierte “1Co 15:33 RV1960 (T) No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.” 

También debemos alejarnos de los hermanos que tienen mala actitudes. Es maravillosa la hermandad que tenemos en todo el mundo, pero lamentablemente no todos los hermanos son buenos hermanos. Pablo llama algunos de ellos falsos hermanos, es decir que se presentan como hermanos pero su comportamiento no es el mejor y solo generan problemas, divisiones, polémicas, etc. De este tipo de hermanos hay que apartarnos (Ro.16:16-18; Tit.3:9,10) 

Igualmente hay que separarnos de los que persisten en pecar (1Co5:11). Hay hermanos que no quieren cumplir con su voto bautismal, me refiero el de morir al pecado (Ro6:5-6) algunos persisten en el pecado u otros han dado marcha atrás. El plan inicial es restaurar al Hermano (Gá6:1) y hay un proceso para ello, pero en la circunstancia del Hermano que se ha convertido en un pecador impenitente, En ese caso está en juego nuestra lealtad a Dios Por eso es necesario de apartarnos de ellos. 

La comunión es un salvaguarda que el señor nos ha dado como iglesia para mantenernos a salvo de las influencias del mundo, para mantenernos limpios del pecado y sentirnos apoyados en las pruebas. Necesitamos valorarla y aprovechar el tiempo para afianzar más lazos de compañerismo con nuestros hermanos

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